miércoles, 29 de abril de 2009

Nietzsche: Actividades

Realiza las actividades siguientes y publícalas en el blog.

1. Contesta a las siguientes preguntas, a partir de la lectura del texto introductorio de la página 248 del libro de texto (Miguel Marín y otros: Historia de la Filosofía, edt. Santillana):
- Desde tu punto de vista, ¿qué tipo de realidad tienen los valores y cuál es su función en relación con el conocimiento del mundo? ¿Los descubrimos, los aprendemos, los inventamos? ¿Nos ayudan a conocer la realidad, nos protegen de ella, la enmascaran? ¿Qué piensa Nietzsche?
- ¿Cuál es la función del lenguaje con relación al mundo simbólico de los valores? ¿Expresar, organizar, ordenar, falsear los valores? ¿Qué piensa Nietzsche?
- ¿Pueden fundamentarse los valores, aquello por lo que algo vale, en otra cosa que en la voluntad? Por ejemplo, ¿en Dios, en la razón? ¿Qué cree Nietzsche?

2. Lee el fragmento del libro de Nietzsche, ASÍ HABLÓ ZARATHUSTRA , que aparece en la página 261 del libro de texto. Contesta las preguntas 1 y 2.

3. Comenta las relaciones entre la Obertura del poema sinfónico de Richard Strauss, Así habló Zaratustra, y el prólogo de la obra de Nietzsche del mismo título, que encontrarás más abajo.

Richard Strauss compuso el poema sinfónico Así habló Zarathustra en 1896, inspirado en la obra de Nietzsche del mismo título.
Aunque Strauss no quiere hacer una falsa transcripción literario-musical, sino un auténtico poema musical, plasma la fuerza pulsional, el amor desbordado por la vida , la afirmación de lo humano, el gusto por la belleza y la heroicidad que recorren la prosa de Nietzsche. El propio Strauss precisó: "No he querido escribir música filosófica ni traducir musicalmente la obra de Nietzsche; sólo me he propuesto hacer un cuadro del desarrollo de la raza humana desde sus orígenes [...] hasta llegar a la concepción nietzscheana del superhombre [...]. La música ha soñado durante mucho tiempo; ahora queremos despertarnos. Éramos sonámbulos; queremos convertirnos en soñadores despiertos y conscientes".

Obertura del Poema Sinfónico “Así Habló Zarathustra” de Richard Strauss


Prólogo de Así habló Zarathustra de F. Nietzsche:

Al cumplir los treinta años Zarathustra abandonó su patria y los lagos de su patria, y se retiró a la montaña. Alli podía gozar de su espíritu y su soledad, y asi vivió durante diez años, sin fatigarse. No obstante, al fin su corazón experimentó un cambio.

PARÁBOLA SOLAR

Cierta mañana en que se levantó con la aurora naciente, se encaró con el Sol y le dijo:
¡Oh, Tú, Gran Astro, Si te faltasen aquellos a quienes iluminas, ¿qué seria de tu felicidad? Durante diez años, día tras dia, has comparecido ante la boca de mi cueva: de seguro que ya te habrías cansado, tanto de tu luz como de tu girar eterno, a no ser por mi, por mi águila y mi serpiente. Pero nosotros te aguardábamos todas las mañanas, recibíamos de ti lo que te sobraba, y te bendecíamos con agradecimìento.
Pues bien: ya estoy hastiado de mi sabiduria, como lo están las abejas que han acumulado un exceso de miel. Yo necesito manos que se tiendan hacia mi.
Yo desearía otorgar y repartir mercedes, hasta que los sabios entre los hombres volvieran a gozar de su locura, y los pobres a gozar nuevamente de su riqueza.
Para ello debo hundirme en mi ocaso, al igual que lo haces tú cuando cae el día. ¡Oh Astro, pletórico de riqueza! Cuando te ocultas tras los mares llevas la claridad y la luz a los mismísimos infiernos. ¡Bendíceme, pues, Apacible Ojo, ya que puede contemplar sin envidia cualquier dicha, por grande que sea!
Bendice también la copa que intenta desbordarse. ¡Ojalá fluya de ella el agua de oro, esparza por doquier, aroma delicioso y los reflejos de tu alegría!
Mira: esa copa quiere vaciarse, y Zarathustra quiere volver a ser hombre.
Y así comenzó el descenso de Zarathustra.
(Fragmento del inicio de la Primera Parte; Prólogo de Zarathustra).

En el Prólogo, Nietzsche nos cuenta que, a los treinta años, Zaratustra, se retira a la soledad de la montaña, donde le acompañan sus dos animales heráldicos: el águila, símbolo del orgullo, y la serpiente, símbolo de la inteligencia. Allí aprende su sabiduría, y un día decide bajar a predicársela a los hombres. En el descenso hacia ellos tropieza con un eremita «que no ha oído todavía nada de que Dios ha muerto». Al llegar a la ciudad encuentra al pueblo reunido en el mercado y «comete la gran tontería de todos los eremitas»: hablar al pueblo, es decir, hablar a todos y no hablar a nadie. Sus discursos son, pues, para todos y para nadie. El fracaso es total, y el pueblo se burla de él. Sin embargo, Zaratustra les ha enseñado la doctrina del superhombre, mostrándoles además la imagen del último hombre. Tras enterrar a un volatinero qué había caído a tierra mientras divertía al pueblo («tú has hecho del peligro tu profesión, en ello no hay nada despreciable. Ahora pereces a causa de tu profesión: por ello voy a enterrarte con mis propias manos»), Zaratustra descubre una
nueva verdad: no se debe hablar al pueblo. Desde ahora «cantaré, dice, mi canción para los eremitas solitarios o en pareja; y a quien todavía tenga oídos para oír cosas inauditas voy a abrumarle el corazón con mi felicidad». Zaratustra se retira otra vez a la montaña, y así acaba «el Prólogo de Zaratustra».

4. Elabora una síntesis de la filosofía de Nietzsche a partir del cuadro conceptual de la página 262 del libro de texto.

viernes, 24 de abril de 2009

Nietzsche

F Nietzsche F Nietzsche Marga Presentación para 2º de Bachillerato sobre F. Nietzsche.

El individualismo nietzscheano

http://cierzo.blogia.com/2005/030901-el-individualismo.php

El individualismo
Hume abrió la puerta: “Existe un feroz dragón llamado tú debes, pero contra él arroja el superhombre la palabras yo quiero”, y Nietzsche entró a saco. Si el cumplimiento del deber no ha hecho al hombre más feliz, apostemos por la autonomía total. Si como hombres se nos niega la felicidad, tal vez como superhombres podamos lograrla. Y seremos superhombres si nos atrevemos a despojarnos de la máscara racional del deber, esa artimaña del débil para dominar al fuerte.

“Durante demasiado tiempo, el hombre ha contemplado con malos ojos sus inclinaciones naturales, de modo que han acabado por asociarse con la mala conciencia. Habría que intentar lo contrario, es decir, asociar con la mala conciencia todo lo que se oponga a los instintos, a nuestra animalidad natural. ¿Pero quién es lo bastante fuerte para ello? Algún día, sin embargo, en una época más fuerte que este presente corrompido, vendrá un hombre redentor, que nos liberará de los ideales y será vencedor de Dios y de la nada”.

Nietzsche predica la inversión de los valores, y para conseguirlo sabe que es preciso arrancarlos de su raíz. De aquí nace su necesidad de decretar la muerte de Dios. La muerte de Dios es necesaria para el advenimiento del superhombre, y es el más grande de los hechos. “Ahora es cuando la montaña del acontecer humano se agita con dolores de parto. ¡Dios ha muerto: Viva el superhombre!” Este acontecimiento divide la historia de la humanidad, produce un antes y un después, es un suceso cósmico del que son responsables los hombres y que les libera de las cadenas de lo sobrenatural que ellos mismos habían creado. La muerte de Dios es la muerte del deber y la victoria de la autonomía absoluta. Sin Dios no hay referencia moral, y todo puede ser disuelto por la duda.

“Hasta hoy no se ha experimenta la más mínima duda o vacilación al establecer que lo bueno tiene un valor superior a lo malo. ¿Y si fuese al contrario?” Nietzsche reflexiona sobre los mecanismos psicológicos que alientan el origen de los valores. Parte de la convicción de que la moral es una construcción ideológica para dominar a los demás y concluye que es un invento de los débiles para sojuzgar a los fuertes; más aún, es una venganza intelectual de los judíos contra sus enemigos.

Un nuevo deber nos llama a la autoafirmación biológica, a la victoria de los señores sobre los esclavos. Nietzsche sueña con una aristocracia de la violencia y se opone al ideal de igualdad buscado por el socialismo y la democracia: “El hombre gregario pretende ser hoy en Europa el único hombre autorizado y glorifica sus propias cualidades de ser útil, conciliador y útil al rebaño”. El influjo de Nietzsche en el nazismo es un hecho demostrado. Nietzsche no fue ni nazi ni antisemita, pero la violencia de su lenguaje y la impresión de su ideal dieron todas las facilidades para su manipulación. Luego, vistas las consecuencias, no es suficiente decir que él no pensaba así y que habría vomitado ante los atropellos de Hitler. Tampoco vale decir que se ha producido una tergiversación de su pensamiento, pues cabe preguntarse cómo y por qué fue posible lo que tan ingenuamente se denomina tergiversación.

Hoy la Psicología del superhombre ha triunfado, desde la Revolución Francesa, los ácidos del individualismo han corroído nuestras estructuras morales, y Nietzsche goza ahora de una vigencia que no tuvo en vida, aunque el vacío dejado por el deber moral ha mostrado serias deficiencias estructurales. El individualismo sin ley ha multiplicado la exclusión profesional y social que provoca la aparición de guetos donde se multiplican las familias sin padre, los analfabetos, los desarraigados, la violencia. En su obra “El crepúsculo del deber”, Guilles Lipovetsky advierte que “no hay en absoluto tarea más crucial que hacer retroceder el individualismo irresponsable”. La autonomía moral, llevada a sus últimas consecuencias, se paga con lacras sociales y desequilibrio existencial.

Nietzsche llevó a cabo una gigantesca demolición cultural en la que no dejó títere con cabeza. Su objetivo principal fue la religión cristiana, pero tampoco se libraron la Grecia clásica, el positivismo, el evolucionismo, la democracia, el estado moderno y la música de Wagner. En esos años de final del siglo XIX, la libertad moral parecía un logro, una magnífica conquista; no se reparó en que la naturaleza social del hombre hace de la libertad un concepto limitado y relativo, que se fundamenta en la justicia, se define en la Ley y exige responsabilidad. Por esto, la autonomía absoluta es inviable dentro de una sociedad, es una condición que hay que proteger, aunque sin poner en ella todo el peso de la moral, pues se acentuaría la indefinición y nos llevaría muy lejos, adonde nunca debemos llegar.

martes, 14 de abril de 2009

TeleUNED: Nietzsche

TeleUNED

Programas de radio y televisión de la UNED.
En la cabecera de la página, pulsa en "búsqueda avanzada". En la página siguiente, en "Tema", buscar filosofía , y en "Contenido", introducir Nietzsche.
Aparecerá un listado de programas de radio y televisión dedicados a Nietzsche.

Nietzsche en el Diccionario de filosofía contemporánea / 1976

Nietzsche en el Diccionario de filosofía contemporánea / 1976

Carlos Enrique MARX

Carlos Enrique Marx - Enciclopedia Symploké

(1818-1883). Filósofo alemán autor de la concepción materialista de la Historia. Inspirado en Jorge Guillermo Federico Hegel, señala una evolución histórica, pero no inspirada en las ideas, sino en la forma en que los hombres organizan su vida social y la Economía Política: las relaciones sociales, especialmente las económicas, caracterizadas por los distintos modos de producción, serían la base de una superestructura jurídica, política, etc., que se considera dependiente de aquélla.

Para Marx, la esencia del hombre es el trabajo, pues en la praxis y no en las ideas es donde se manifiesta tal cual es. De este modo, Marx analiza la sociedad capitalista de su tiempo como un modo de producción en el que no sólo se venden las mercancías elaboradas, sino que la propia mano de obra, los obreros, se venden a sí mismos como una mercancía más, lo que provoca que vivan en una situación de alienación. Asimismo, Marx enunció la famosa teoría del valor/trabajo, en la que se defiende que el valor de las mercancías en el mercado viene determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para la elaboración de dichos productos. De carácter polémico, esta afirmación ha resultado problemática pero no falsa en su totalidad: el valor relativo de las mercancías depende de las horas de jornada laboral para su elaboración, de tal modo que una nueva tecnología que consiga producir más en menos tiempo provocará a su vez una bajada de los precios de esa mercancía e influirá en la oferta disponible en el mercado.

Las doctrinas de Marx han tenido una enorme influencia en prácticamente todas las disciplinas del saber y en la Historia del siglo XX, y aun sometidas a olvido, muchas de sus doctrinas, como la teoría del valor/trabajo, se muestran superiores a sus rivales, caso de la doctrina de la Utilidad Marginal de la Escuela Austriaca de Economía.

Luis FEUERBACH

Luis Feuerbach - Enciclopedia Symploké

Luis Feuerbach (1804-1872). Filósofo alemán. Acudió en 1824 a Berlín para escuchar a Hegel, a quien criticó en su obra Crítica de la filosofía hegeliana (1839). En 1841 publicó su obra principal, La esencia del cristianismo, ocupándose de la filosofía de la religión.

Feuerbach contrapone al idealismo de Hegel un empirismo en el que el hombre conoce sobre todo a través de los sentidos. El pensamiento tiene por función interpretar el sentido de esta pluralidad de elementos. El hombre, en tanto que ser dependiente de la naturaleza, no necesita de la existencia de Dios, pues el ser perfecto no podría coexistir con otro imperfecto. Sin embargo, en la conciencia del hombre aparece la idea de lo infinito o ilimitado, de tal modo que Dios no es más que el resultado de proyectar determinadas concepciones antropomórficas y darles un carácter infinito. «Los hombres hicieron a los dioses a su imagen y semejanza», señala Feuerbach, a partir de la famosa frase atribuida a Moisés, para explicar su doctrina sobre el origen de la religión.

Jorge Guillermo Federico HEGEL

Jorge Guillermo Federico Hegel - Enciclopedia Symploké

Jorge Guillermo Federico Hegel (1770-1831). Filósofo alemán nacido en Stuttgart. Estudió Filosofía y Teología en Tubinga, teniendo por compañeros a Federico Guillermo José Schelling y al poeta Hölderlin. Se dedicó a la enseñanza privada varios años, y fue docente privado en Jena en 1791 y rector del gimnasio de Nuremberg en 1809, pasando a la Universidad de Heidelberg en 1816 y a la de Berlín en 1818, en el cenit de su carrera.

La filosofía de Hegel se plantea como superación del escepticismo de Kant y el rebrote de la Metafísica como ciencia, que la Crítica de la Razón Pura había desautorizado. Su sistema es, en rigor, parte del racionalismo: «Todo lo racional es real, y todo lo real es racional». Desde ese punto de vista, la Ontología de Hegel parte de una realidad fundamental: la Idea, en tanto que razón infinita, que se aliena en la Naturaleza y que necesita realizarse como Espíritu en el hombre, primero en forma de Espíritu Subjetivo (como Alma), como Espíritu Objetivo (el Estado) y como Espíritu absoluto (Dios como culminación del hombre).

Sus obras más importantes son: Fenomenología del Espíritu (1807), Ciencia de la Lógica (2 vols. 1812, 1816), Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1817) y Fundamentos de la Filosofía del Derecho (1821). Hegel ha tenido gran influencia en la Filosofía Contemporánea, especialmente en Carlos Marx y sus epígonos. Sus obras están escritas en lengua alemana.