sábado, 28 de febrero de 2009

'En el futuro, podremos crear máquinas conscientes' | elmundo.es

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Vocabulario filosófico (Descartes y Hume)

Vocabulario filosófico (Descartes y Hume): "Vocabulario filosófico (Descartes y Hume)"

Buscando el límite entre mente y materia Francis Crick, codescubridor de la doble hélice del ADN, explora la base física de la conciencia

Cuerpo y mente son problemas gemelos en torno a los cuales ha girado la vida de Francis Crick desde hace años, tras su investigación con James D. Watson, en la que desvelaron la estructura de la molécula de la vida y por la que figuran en la historia del conocimiento. Su empeño como neurocientífico es el estudio materialista de la mente.

Buscando el límite entre mente y materia · ELPAÍS.com

Descartes- Texto Selectividad

Descartes- Texto Selectividad

Descartes: Discurso del método II y IV

Resumen tipo cómic de los libros II y IV del Discurso del método

Descartes IIyIV

Presentación: Descartes

Descartes

René Descartes - Discurso Del método

René Descartes - Discurso Del método

martes, 24 de febrero de 2009

Descartes: Vocabulario de la 2º y 4º parte del Discurso del método

Razón, método, matemáticas, preceptos(reglas), evidencia, claridad y distinción, espíritu, duda, análisis("dividiese cada una de las dificultades"), "objetos más simples y más fácilmente cognoscibles", síntesis("conocimiento de los [objetos] más complejos"), enumeración("recuento... y revisiones"), "orden necesario", deducción, verdad, "razones ciertas y evidentes", "verdadero orden", certeza, pensar, pensamiento, yo, "Pienso, luego soy", cuerpo, sustancia, alma, "idea de un ser más perfecto", "ser infinito", idea, "naturaleza inteligente", "naturaleza corporal", Dios, entendimiento y certeza metafísica.

1) Razón:
Es la facultad de conocimiento superior, y como tal se distingue del mero conocimiento empírico, del conocimiento que nos proporcionan los sentidos, de la experiencia. Es la capacidad innata del ser humano "de juzgar bien y de distinguir lo verdadero de lo falso". Posee dos operaciones: intuición y deducción. Por la intuición la razón capta las "naturalezas" u objetos simples sin posibilidad de error o duda. Por la deducción se obtienen los objetos más complejos.

2) Método:
Etimológicamente es modo de hacer el camino, y más generalmente, modo de decir o hacer algo con orden. Según Descartes, es la manera segura de descubrir la verdad y evitar el error. Hay un solo método, no distintos métodos para distintas ciencias, como postulaba Aristóteles. Está basado en las matemáticas.
Se trata de cuatro reglas ciertas, sencillas y de fácil aplicación, mediante las cuales, según Descartes, si las seguimos paso a paso y partimos de proposiciones evidentes, alcanzaremos infaliblemente la verdad. El objetivo del método es superar el relativismo y el escepticismo, y eliminar de las ciencias los principios superfluos y erróneos. Se basa en que todos los seres humanos son seres racionales. El método cartesiano se funda en no admitir ninguna cosa que no se haya probado evidentemente como verdadera. A partir de verdades iniciales intuidas se deduce el resto del conocimiento.


3) Matemáticas:
La matemática (geometría y aritmética) es la ciencia en la que se basa el método cartesiano. Esto se debe a que la matemática no recibe nada de la experiencia ni depende de ella, y por ello puede aportar verdades universales.
Descartes toma de la matemática dos cosas: el ideal de conocimiento y el estilo demostrativo:
- el ideal de conocimiento: el conocimiento matemático es conocimiento cierto e indudable, provoca un claro acuerdo entre las personas que lo practican y da lugar a un saber acumulativo; esto es precisamente lo que quiso Descartes para la filosofía, hacer de la filosofía un saber estricto y tan cierto como el matemático;
- el estilo argumentativo: Descartes observa que, particularmente en geometría, la investigación matemática parte de proposiciones elementales cuya verdad resulta manifiesta a todo espíritu atento. A estas proposiciones les damos el nombre de axiomas, y sabemos que son ciertas mediante un acto simple de la mente al que llama intuición. A partir de estos principios la razón va mostrando otras proposiciones más complejas y oscuras mediante cadenas trabadas deductivamente. A estas proposiciones se les da el nombre de teoremas, y llegamos a su verdad mediante el acto de la razón que denomina deducción. La filosofía debe seguir este mismo estilo argumentativo: partiendo de la intuición de verdades absolutamente evidentes, deducir el resto de verdades que la mente no ve con claridad que son ciertas. En este sentido, la proposición “pienso, luego existo” es el equivalente a los axiomas de la matemática, y proposiciones del tipo “el alma es inmortal” o “Dios es bueno” las equivalentes a los teoremas.

4) Preceptos(reglas):
Son las reglas que componen un método. Su cumplimiento garantiza la adquisición de conocimiento cierto. Las reglas fundamentales son: 1. la regla de la evidencia; 2. la regla del análisis; 3. la regla de la síntesis; 4. la regla de la enumeración.

5) Evidencia:
Es la primera y más importante de las reglas del método. Es el resultado de la intuición. En la intuición hay evidencia, es decir, vemos de forma inmediata, con claridad y distinción, la verdad de una proposición.
Explica que la intuición no es el testimonio de los sentidos ni el juicio engañoso de la imaginación sino la concepción que nace o tiene su origen en las “solas luces de la razón”. Es más segura que la deducción y no deja lugar a dudas de aquello que comprendemos. Identifica la intuición con la luz natural de la razón.
Para Descartes la evidencia es el criterio de verdad o de certeza, el criterio que nos permite decidir la verdad de nuestras creencias: son verdaderas aquellas proposiciones evidentes, es decir, las proposiciones “claras y distintas”. Una proposición es verdadera cuando la razón intuye que lo es: dicho de otra manera, cuando la razón concibe de forma clara y distinta sin ningún género de duda que tal proposición es verdadera.
De todos modos este “criterio de verdad” no tiene total garantía hasta que no se demuestra la existencia de Dios y su bondad, y ello, básicamente, por la radicalidad de la duda metódica: la hipótesis del genio maligno pone en cuestión incluso la veracidad de aquello que parece mostrarse como más evidente (con claridad y distinción), por ejemplo que dos más tres sean realmente cinco, y llega a cuestionar la propia matemática, tanto las proposiciones matemáticas a las que se llega por deducción, como las verdades más simples a las que parece llegarse por intuición.

6) Claridad y distinción:
Junto con la distinción, uno de los rasgos principales de la evidencia. El conocimiento que tenemos de las cosas cuando están presentes, en persona, ante nuestra mente.
Descartes llama “distinto” a todo conocimiento que reúne estas dos características:
1) es claro, es decir se refiere a una cosa presente ante el propio sujeto;
2) describe la cosa percibida con precisión, sin añadirle rasgos que le son ajenos.
Por tanto, todo lo distinto es claro, pero no todo lo claro es distinto.

7) Espíritu:
Espíritu es sinónimo de alma, de mente, de yo, de sustancia pensante, en latín res cogitans, de naturaleza inteligente. Es la
sustancia responsable de la totalidad de la vida psíquica.
La tradición aristotélico-tomista consideraba al alma como el principio de la vida biológica, sensitiva y espiritual, aceptando con ello la existencia de almas en los vegetales y en los animales. Descartes se separa de esta tradición limitando las capacidades del alma a la vida psíquica, entendida como conjunto de actividades conscientes o que pueden hacerse conscientes a voluntad. De ese modo para él el alma se identifica con la mente, cuyo rasgo principal es precisamente el pensamiento o “ser consciente de”. Descartes considerará que los procesos biológicos y la vida biológica en general pueden explicarse en términos puramente corporales y mecánicos. De este modo las plantas y los animales no tienen alma o mente en sentido propio, ya que la totalidad de su conducta puede entenderse en términos mecánicos. El hombre tiene mente, y ésta es radicalmente distinta al cuerpo.
El atributo por el que conocemos esta substancia, el que constituye su esencia y del que dependen todas las demás es el pensamiento. Todas las propiedades que encontramos en la “res cogitans” no son sino diferentes modos de pensar: la imaginación, el sentimiento y la voluntad, dependen de tal modo de una cosa que piensa, que no podemos concebirlos sin ella. Recordamos que, en realidad, con “pensar” no se refiere aquí Descartes al pensamiento en sentido estricto sino propiamente al “ser consciente de”, a todo aquello que puede estar acompañado de consciencia. Por esto, como nos dice en las “Meditaciones Metafísicas”, “una cosa que piensa es una cosa que duda, que entiende, que concibe, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también y que siente”.

8) Duda:
Es el fundamento de la filosofía de Descartes. Éste pretende alcanzar un conocimiento verdadero, más allá de toda duda. La duda cartesiana tiene las siguientes caracterísiticases:
Es universal: pone en cuestión absolutamente todos los conocimientos, tanto los de sentido común y los basados en la percepción como los que tienen su origen en la investigación científica, incluida la propia matemática.
Es metódica: no es escéptica, no niega que exista la verdad, sino que, como primer paso del método, pretende evitar que se consideren verdaderos juicios dudosos y así poder alcanzar un conocimiento absoluto y seguro.
Es hiperbólica o exagerada: con ello se quiere decir que es radical. Descartes no nos dice sólo que tenemos que dudar de aquello que, tras un examen o comprobación, veamos que es falso; esta es una recomendación de sentido común y un requisito mínimo del ejercicio de la razón. Su propuesta es mucho más radical: tenemos que dudar de aquello que vemos que es falso, pero también –y esto es lo esencial– de aquello que podamos plantear alguna duda, incluso en el caso de que no podamos mostrar que es falso; si nos cabe alguna duda, nos dice Descartes, podemos considerarlo como si realmente fuese falso.
Es teorética, no práctica: pone en cuestión los conocimientos y tiene como objetivo encontrar un conocimiento firme, pero no debe extenderse a la vida práctica, a la conducta. En la vida práctica es inevitable seguir opiniones que son solamente probables.
Pasos fundamentales de la duda metódica:
A)Primer momento (la duda propiamente dicha): “pérdida del mundo”
1)Duda de los sentidos.
2)Duda de la razón.
B)Segundo momento: descubrimiento del cogito
C)Tercer momento: “recuperación del mundo”
1)Primera parte: demostración de la existencia de Dios
2)Segunda parte: demostración de la legitimidad y objetividad de nuestras facultades cognoscitivas:
- afirmación de la bondad de Dios;
- dado que Dios existe, nos ha creado y es bueno, podemos confiar en nuestros sentidos y nuestra razón, particularmente en todo aquello que se presente con claridad y distinción a nuestra mente;
- rechazo de los anteriores motivos de duda, en particular de la hipótesis del genio maligno y de la indistinción entre sueño y vigilia.
D)Conclusión general: existe mi cuerpo, mi alma –y ambos como cosas distintas–, los cuerpos físicos (animales, vegetales, ...), existen las otras personas, existe Dios. Descubrimiento de una verdad absolutamente incuestionable, “pienso, luego existo”, y de un criterio de verdad objetivo, la claridad y la distinción.

9) Análisis("dividiese cada una de las dificultades"):
El análisis (“resolución”) es el método de investigación consistente en dividir cada una de las dificultades que encontramos en tantas partes como se pueda hasta llegar a los elementos más simples, elementos cuya verdad es posible establecer mediante un acto de intuición.
En el “Discurso del método” nos la presenta como la segunda regla. Consiste en descomponer las aserciones complejas hasta llegar a los últimos elementos que las constituyen. Permite llegar a las “naturalezas simples”. Con este procedimiento conseguimos que las proposiciones más oscuras se puedan comprender al observar cómo dependen de otras más simples. Dice Descartes en las “Meditaciones” que es también un buen método de enseñanza pues muestra el camino por el que una cosa fue metódicamente descubierta, y es el que sigue en esa obra para mostrar la verdad de proposiciones complejas (por ejemplo “la mente es distinta del cuerpo”, “la mente puede existir sin el cuerpo”, “Dios existe”). En esta obra la proposición elemental a la que llega el análisis, y a partir de la cual posteriormente y mediante un proceso de síntesis se podrá demostrar la verdad de las proposiciones complejas citadas, es el cogito, cuya verdad se muestra mediante intuición.

10) "Objetos más simples y más fácilmente cognoscibles":
Elementos últimos a los que se llega mediante el proceso del análisis y que son conocidos mediante ideas claras y distintas (mediante actos de intuición).
El análisis nos muestra que los cuerpos están compuestos de extensión, figura y movimiento; no se trata propiamente de que todo cuerpo tenga una parte de extensión, otra de figura y otra de movimiento, son partes que no se pueden dar aisladamente unas de otras, pero que nuestro entendimiento puede separar. Las naturalezas simples son precisamente esas naturalezas a las que llegamos mediante el análisis, que no están formadas por elementos más básicos y que son conocidas mediante ideas claras y distintas.

11) Síntesis("conocimiento de los [objetos] más complejos"):
O método de la composición. Consiste en proceder con orden en nuestros pensamientos, pasando desde los objetos más simples y fáciles de conocer hasta el conocimiento de los más complejos y oscuros.
En el “Discurso del método” nos la presenta como la tercera regla del método. Recomienda comenzar por los primeros principios o proposiciones más simples percibidas intuitivamente (a las que se llega mediante el análisis) y proceder a deducir de una manera ordenada otras proposiciones, asegurándonos de no omitir ningún paso y de que cada nueva proposición se siga realmente de la precedente. Es el método empleado por la geometría euclidiana. Según Descartes, mientras que el análisis es el método del descubrimiento, y es el que utiliza en las “Meditaciones Metafísicas” y el “Discurso del método”, la síntesis es el método más apropiado para demostrar lo ya conocido, y es el empleado en los “Principios de Filosofía”.

12) Enumeración("recuento... y revisiones"):
Descartes la cita en el “Discurso del método” como la cuarta regla. Consiste en revisar cuidadosamente cada uno de los pasos de los que consta nuestra investigación hasta estar seguros de no omitir nada y de no haber cometido ningún error en la deducción.

13) "Orden necesario":
Se refiere a las relaciones lógicas que descubrimos al analizar ideas. Lo complejo se deduce de lo simple de forma necesaria.

14) Deducción:
Descartes nos dice que los dos actos de nuestra inteligencia o razón gracias a los cuales podemos llegar al conocimiento cierto son dos, la intuición y la deducción. De la intuición ya hemos hablado en la primera regla del método, la evidencia.
Deducción es toda inferencia necesaria a partir de otros hechos que son conocidos con certeza.
Las características de la deducción son las siguientes:
- es un cierto movimiento o sucesión de la mente (más exactamente de la razón);
- depende de la memoria: la deducción no necesita como la intuición de una evidencia presente, sino que toma, en cierto modo, toda su certidumbre de la memoria;
- supone la intuición.
Postulamos su existencia porque hay muchas cosas que podemos conocer con certeza pero de las cuales no tenemos una evidencia inmediata (una intuición). Podemos alcanzar su verdad porque las deducimos de principios demostrados, y lo hacemos mediante un movimiento continuo y no interrumpido del pensamiento, con una intuición clara de cada cosa.
Los primeros principios se dan a la intuición; las proposiciones que se deducen inmediatamente de los primeros principios podemos decir que son conocidas, ora por deducción, ora por intuición; las conclusiones remotas son suministradas únicamente por deducción. En estos casos la certeza depende en algún grado de la memoria, pues depende del recuerdo de haber tenido evidencia de las proposiciones que se utilizan en la deducción.

15) Verdad:
Por verdad se entiende en Descartes todo conocimiento que se ajuste a las leyes de la mente. La verdad consiste en la percepción clara y distinta por parte del entendimiento. Un conocimiento verdadero es un conocimiento claro y distinto.

16) Certeza:
La certeza es el estado firme de la mente que me asegura el conocimiento de la verdad. Se diferencia de la "verdad" en que la certeza es un estado subjetivo. En Descartes la certeza se caracteriza por la claridad y la distinción. En el texto distingue dos clases de certeza: metafísica y moral. La certeza metafísica es una certeza absoluta; la certeza moral es una certeza probable.

17) Pensar (pienso, pensamiento):
Según Descartes por pensar "entiendo todo aquello que acontece en nosotros de tal forma que nos damos cuenta inmediatamente de ello; así pues, no sólo entender, querer, imaginar, sino también sentir es considerado aquí lo mismo que pensar" (Los principios de la filosofía). Y en las Meditaciones metafísicas dice : "¿qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, que entiende, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también, y que siente". Con el pensamiento Descartes se refiere a toda la actividad mental consciente del sujeto. El pensamiento es el atributo de la sustancia pensante (res cogitans).

18) Yo:
Equivale, como ya hemos indicado, a sustancia pensante (res cogitans), alma, mente, espíritu, naturaleza inteligente.

19) "Pienso, luego soy":
Es la primera verdad en el orden del conocimiento; y ello en dos sentidos: por una parte porque es la primera verdad a la que llegamos cuando hacemos uso de la duda metódica, y en segundo lugar porque a partir de ella podemos fundamentar todas las demás. Viene a ser el axioma básico a partir del cual desarrollar toda la filosofía como un sistema de conocimiento absolutamente fundamentado.
El cogito se va a convertir en criterio de verdad.

20) Cuerpo, naturaleza corporal:
Objeto material que se caracteriza por poseer las tres dimensiones principales, longitu, altura y profundidad. Descartes lo define así: "entiendo por cuerpo todo aquello que puede estar delimitado por una figura, estar situado en un lugar y llenar un espacio de suerte que todo otro cuerpo quede excluido" (Meditaciones metafísicas). . El cuerpo es sustancia extensa (res extensa). El cuerpo es una de las partes que componen al hombre junto con el alma, aunque totalmente distionta de ésta.

21) Sustancia:
Según Descartes es "una cosa que existe en forma tal que no tiene necesidad sino de sí misma para existir" (Los principios de la filosofía). Esta definición difiere bastante de la aristotélica, según la cual la sustancia es aquello que ni se da en otro ni se predica de otro. Según Descartes, hay tres sustancias: res cogitans finita (yo, alma, espíritu), res cogitans infinita (Dios) y res extensa (materia). Si nos atenemos estrictamente a la definición que da Descartes de sustancia, sólo sería sustancia en propiedad Dios, puesto sólo él no necesita de nadie salvo de sí mismo para existir. Las otras dos sustancias lo son en un sentido derivado.

22) Alma:
Sustancia pensante (res cogitans). Es una de las partes que componen al ser humano, junto con el cuerpo pero totalmente diferente y más importante que éste. Su propiedad esencial o atributo es el pensamiento, que se concreta en dos modos generales: la percepción y la determinación. Lo propio de la percepción es concebir, imaginar o sentir. Lo propio de la determinación es desear, odiar, afirmar, negar o dudar.

23) "Idea de un ser más perfecto":
Aquí Descartes introduce una de sus tres demostraciones de la existencia de Dios. Esta prueba parte de la reflexión relativa a la existencia en nosotros de la idea de un ser absolutamente perfecto.
Esta prueba es en cierto sentido una mezcla de la prueba tomista basada en la existencia de distintos grados de perfecciones y de la relativa a la causalidad. La principal diferencia respecto de las Cinco Vías es que éstas parten de la observación de perfecciones en la realidad (incluido el mundo físico) y de la observación de vínculos causales entre las cosas. Descartes no puede utilizar estos recursos porque en el momento de la duda metódica en el que se incluye la prueba aún no sabe si existen cosas distintas a su propio pensamiento. Sólo le cabe mirar en su interior, ver si hay distintos niveles de perfección en sus ideas y reflexionar sobre la causa de la aparición en su mente de dichas ideas.
Si yo, puesto que dudo (no conozco), soy imperfecto, y en mí tengo la idea de perfección, esta no puede venir de mí, pues lo perfecto no puede provenir de lo imperfecto, sino de un ser perfecto, que está fuera de mí, que no soy yo. Este ser perfecto que implanta en mí la idea de perfección es Dios, pues las ideas que tengo de los demás seres exteriores a mí (el cielo, la luz, etc. que en este punto de la argumentación solo son pensamientos,pues aún no se ha demostrado su existencia; el propio Descartes dice que puede que no sean verdaderos, sino resultado de un defecto mío) no son más perfectos que yo, luego ellas provienen de mí. Queda, pues, demostrada la existencia de Dios, y, además, de él depende el sujeto. Este último detalle es importante, pues, si aplicamos estrictamente la definición de sustancia, sólo Dios sería una sustancia.

24)Ser infinito, Dios:
Es la sustancia infinita. Es la entidad a la que le conviene propiamente ser substancia, pues es la única que de modo absoluto no necesita de otra cosa para existir. Todas sus propiedades son esenciales en él, luego son atributos (propiedades que expresan la naturaleza de una sustancia), no modos. Sus atributos fundamentales son los de pensamiento, independencia, infinitud y bondad. Todos ellos son importantes de un modo u otro en la filosofía cartesiana:
- la independencia: puesto que Dios es propiamente la substancia, es el concepto límite en el grado de la substancia;
- el pensamiento: porque también a nosotros nos corresponde como “res cogitans”, lo que muestra el parentesco que guardamos con Dios;
- el de ser necesario: porque lo utilizará en la prueba para la demostración de la existencia de Dios basada en la observación de la imperfección y dependencia de mi ser;
- la infinitud: porque la utiliza en el argumento ontológico;
- la bondad: pues le servirá como garantía del conocimiento humano y para la supe­ración de la duda metódica.
El argumento ontológico es la segunda de las pruebas de Descartes para demostrar la existencia de Dios. Si Dios es un ser sumamente perfecto, si contiene todas las perfecciones, es preciso que exista como una realidad independiente del sujeto (no es solo pensamiento), pues la existencia es una de esas perfecciones. Este argumento ya lo utilizó San Anselmo para demostrar la existencia de Dios.
En la idea de Dios está comprendida su existencia del mismo modo que en la idea del triángulo está el que la suma de los tres ángulos internos sea igual a dos rectos. Señala también que esto no ocurre con ninguna entidad distinta a Dios: en las ideas de las otras entidades encontramos contenida sólo la posibilidad de existencia, no su realidad. En Dios –y sólo en Él– se encuentra en su naturaleza o esencia la existencia necesaria.

25) Idea:
Con esta palabra designa Descartes todo contenido de la mente capaz de representar algo.
Descartes no explica con precisión esta noción. Parece referirse con ella, y de un modo genérico, a todo lo que hay en la mente, tanto las sensaciones como los objetos de la memoria, de la imaginación, los del pensamiento e incluso las emociones. De todos modos en los textos identifica más las ideas con los contenidos mentales que tienen la capacidad de representar cosas (las sensaciones, las imágenes de la fantasía, los conceptos del pensamiento) que con otros contenidos mentales como los actos de voluntad o las pasiones. Divide las ideas en ideas adventicias, facticias e innatas. Adventicias, son las ideas forjadas por la mente, a partir de la experiencia externa, de los sentidos: "extrañas y venidas de fuer". Facticias, son las ideas formadas por la mente a partir de otras ideas: "hechas e inventadas por mí mismo". Innatas, ideas que nacen con la propia mente: "parecen nacidas conmigo". Son el fundamento de todas las demás y tienen un carácter absoluto.
Hay que recordar que este uso de la palabra “idea” ya no tiene nada que ver con el platónico, y será el aceptado posteriormente por los empiristas, trasladándose finalmente hasta el lenguaje corriente.

26) Entendimiento:
El entendimiento es la facultad suprema del conocimiento. Poseemos otras facultades como son el sentido o la imaginación, que nos permiten conocer cómo son las cosas, pero el conjunto de relaciones que nos dan el ser de las cosas sólo es captable a través del entendimiento.

27) Certeza metafísica:

viernes, 20 de febrero de 2009

Descartes: Comentario de texto del Discurso del método

Comentario de texto del Discurso del método

Wyoming y el genio maligno de Descartes

Wyoming y el genio maligno de Descartes

Descartes y el problema mente-cuerpo

Hace cuatro siglos, Descartes planteó uno de los problemas centrales de la filosofía moderna: la relación entre el alma y el cuerpo. Si el alma es una cosa inmaterial y el cuerpo una máquina, un entramado de ruedas, resortes y engranajes (aunque mucho más sutiles que aquellos de los ingenios construidos por el hombre, dado que han sido creados por un ingeniero mucho mejor con materiales mucho más finos), si esto es así, digo, ¿de qué manera el alma puede influir en el cuerpo? ¿cómo es posible que una máquina responda, pongamos por caso, a la orden emitida por el alma -inmaterial- de levantar un brazo? Si nuestros cuerpos son máquinas, ¿quién las gobierna, las leyes de la mecánica, como al resto de la materia o una mente inmaterial dotada de voluntad y capacidad de pensar?

Daniel C. Dennett: Dulces sueños (un fragmento, y más cosas) | filoblog.com

René Descartes: La pasión por la certeza y el método

Apuntes: René Descartes La pasión por la certeza y el método cartesiano

Despertando a la vida (Waking Life, 2001)


Despertando a la vida - Wikipedia, la enciclopedia libre



En versión original:


Vivimos en un sueño, como decía el clásico, o también como señalaba el obispo Berkeley, allá en el siglo XVIII, la realidad no existe y sólo es un producto de nuestros sentidos. Ése es quizá uno de los mensajes, el más obvio, que se puede sacar de esta cinta. Y sin embargo, en esta película en la que no se hace más que hablar de filosofía, toda está orientada a su aplicación práctica, a su impacto sobre el mundo, a demostrar como puede influir por el mundo.

No es la primera de sus contradicciones.

Nos encontramos ante una cinta de animación, pero el espectador no avisado se encontrará en un terreno desconocido, ya que no estamos hablando de Disney, ni de animación japonesa, ni tampoco de la ironía y desparpajo de las series americanas destinadas a un público adulto. Estamos hablando de la obra de uno de los maestros del cine independiente Americano, Richard Lintlaker, y si esta cinta es una excepción en el panorama de la animación actual, no lo parece menos en el conjunto de la obra de este autor.

Sin embargo todo no es más que una ilusión, una más en el juego de espejos y espejismos que se descubren en esta película.

En primer lugar por su técnica. Las diferentes escenas que componen la película han sido rodadas en imagen real y luego transformadas en dibujo animado. ¿Una arbitrariedad? Quizás así parezca para la mayoría del público, pero en un mundo en que el dibujo animado, encarnado en los CGI, pretende copiar la realidad hasta el extremo de ser indistinguible de ella, no deja de tener su sentido que, en esta cinta, la realidad sea substituida y disuelta por la ilusión. En el fondo, nos hallamos ante un ejemplo magnífico de adecuación entre forma y fondo, que demuestra asimismo la originalidad del director, al ser utilizado este recurso para plasmar la irrealidad del mundo, sin recurrir a alucinaciones, sueños o flashbacks que revelen un mundo paralelo, el camino tan trillado de las películas de ciencia ficción, horror y misterio.
No es tan extraña esta postura, puesto que no estamos en el terreno de la fantasía. Vivimos en ese mundo, y al igual que su anónimo protagonista, no podemos escapar de él. Por esta razón, la animación varía a lo largo de toda la película, de acuerdo con el grado de consciencia y, casi podríamos decir, compromiso, que el joven experimenta. Pasa desde ser una leve presencia turbadora, intuida en el continuo movimiento de las formas y fondos, en la irrealidad de los colores, a cobrar vida propia, comentando las diferentes visiones del mundo que se nos presentan, para, al final, llegar a hacerse dueña de la realidad, destruyendo la seguridad y conformidad en que el protagonista, y nosotros, nos movemos.
Conformidad. Porque éste es otro de los puntales de esta película. En este mundo moderno, donde la información nos bombardea continuamente por todos los canales imaginables, la mayor parte del tiempo nos limitamos a vagar, aprendiendo y olvidando, casi simultáneamente, todo tipo de ideas, sin reparar en que se contradigan o en lo que nos demanden. Así se mueve este joven durante toda la primera parte de la película, en todo similar al espectador pasivo que observa desde su butaca, incapaz de establecer un orden en el mundo que sale a su encuentro, hasta que algo, simple, extremadamente simple, le fuerza a cambiar de actitud y salir al encuentro del mundo.
Actuar. Quizás sea esta la tercera clave. Vivimos en la época más apasionante de la historia, afirma, lleno de optimismo, un vagabundo. Algunos críticos americanos ya señalaron la importancia del mensaje de esta película en un mundo post-11/9, inundado por el pesimismo, paralizado por la confusión de ideas y la falta de seguridad. Un mundo en el que es necesario, mas que nunca, el pensamiento aplicado a la acción, puesto que cada una de las visiones que se escuchan exige adoptar una actitud ante el mundo, y todas ellas parecen apuntar hacia el mismo objetivo. Solidaridad, compromiso, democracia, libertad. Palabras que se escuchan una y otra vez a lo largo de la cinta. Pero esta no es una obra de tesis. Voces discordantes rompen el acuerdo y, como dice uno de los personajes al ver a un anciano encaramado a un poste, "él es todo acción, nosotros todo pensamiento". Las palabras por sí solas, por muy grandes o importantes que sean, no sirven de nada disociadas del mundo.

No, no es una obra de tesis. El joven protagonista sigue su viaje, sin decantarse por ninguna filosofía ni participar en ella. Solo excepcionalmente se produce y es por que él se ha visto subyugado por la belleza irreal de una mujer encontrada en el camino. Muy al contrario, a medida que avanza la película y se obra el despertar, el falso despertar, del protagonista, se produce una transición del mundo exterior al mundo interior. Al final, la única cuestión importante es el significado de la propia existencia, la única pregunta ante la cual no es posible quedar indiferente o escapar, ya que, una vez planteada, no existen, ni para el joven protagonista, ni para nosotros, una vuelta atrás a la seguridad de la habitación o la comodidad de nuestra butaca. Ni siquiera dominar el sueño/realidad, nos servirá, ni, por supuesto, intentar despertar a la realidad auténtica, si es que ésta existe. Cada intento solo consigue acrecentar la desesperación y, como en la vida, la cinta se detiene en el umbral de la muerte, sin dar una respuesta.

Para concluir, no deja de ser irónico, que en una época en que se acumulan elogios sobre el magro contenido filosófico de algunas obras, una creación como ésta, henchida de pensamiento, original en su forma y planteamiento, haya pasado casi sin pena ni gloria, excepto para unos pocos.

Nadie dijo que la filosofía tuviera que ser fácil... ni agradable.

© David Flórez y trendesombras.com 2003

WAKING LIFE
Por David Flórez

Dirección y guión: Richard Lintlaker
Producción: 2001, EE.UU., Detour Films. Producida por Jonah Smith, Anne Walker-Mcbay, Palmer West, Tom Pallota
Música: Glover Will y Tosca Tango Orchesta.
Animadores: Jason Archer, Paul Beck, John Bruch entre otros.
Voces: Wile Wiggins, Lorelei Lintleker, Trevor Jack Brooks, Glover Gill, Laura Hicks entre muchos otros.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Cibernous: Hume

Hume

Cibernous: Descartes

Descartes

Descartes. Vigencia y actualidad de su pensamiento.

René Descartes (1596-1650), es un pensador indispensable en el proceso
de desarrollo de la filosofía de occidente. Es común atribuirle la fundación
de la corriente llamada Racionalismo, sistema que postula la razón como
principio de todo conocimiento tanto teórico como práctico y con el cual la
filosofía del Renacimiento alcanza su punto más elevado.
Bertrand Russell consideró a Descartes, en su momento, como el fundador
de la filosofía moderna, pues según él: “Descartes es el primer pensador de
alta capacidad filosófica cuya perspectiva está profundamente influida por la
nueva física y la nueva astronomía. Es verdad que aún conserva mucho de
escolástico, pero no acepta los cimientos edificados por sus predecesores y
se esfuerza por construir ex novo un edificio filosófico completo. Esto ya no
ocurría desde la época de Aristóteles y es un síntoma de la nueva confianza
que los hombres tienen en sí mismos, engendrada por el progreso científico.
En su trabajo encontramos un frescor que no se halla en ningún filósofo
precedente –aunque sean notables- desde los tiempos de Platón. Durante
este periodo de tiempo los filósofos habían sido maestros, con la actitud de
superioridad profesional que lleva consigo ese atributo. En cambio,
Descartes no escribe como un maestro, sino como un descubridor y un
explorador, ansioso de comunicar aquello que ha encontrado. Posee un
estilo fácil y nada pedante que se dirige a todos los hombres inteligentes del
mundo y no a alumnos. Además, se trata de un estilo realmente excelente.
Es una fortuna para la filosofía moderna que su pionero haya poseído un
estilo literario tan admirable. Sus sucesores, tanto en el continente como en
Inglaterra, conservaron hasta Kant su carácter no profesoral, y bastantes
de ellos conservaron también algunos de sus méritos estilísticos” (Citado
por Reale y Antiseri: 305).
En efecto, Descartes al comunicar los descubrimientos a los que había
llegado a través de sus indagaciones, no pretendía en modo alguno
imponerlos como modelos que habrían de seguirse al pie de la letra sino,
simplemente, exponer cuáles había sido los conocimientos que había
obtenido y, sobre todo, cuál era la forma en que había llegado a ellos. En
una parte del Discurso del Método se lee: “Mi propósito no es enseñar el
método que cada uno debe adoptar para conducir bien su razón; es más
modesto, se reduce a explicar el procedimiento que he empleado para
dirigir la mía. Trato de reformar mis pensamientos, sólo los míos; mi
propósito es el de levantar el edificio de mis ideas y de mis creencias sobre
un edificio exclusivamente mío. Si mi obra me ha agradado lo suficiente
como para que me decida a presentaros el modelo, no por eso trato de
induciros a que me imitéis. Posible es que algunos tengan propósitos más
elevados que los míos; seguro que muchos calificarán de atrevido mi
designio” (Descartes: 15).
Con justa razón se ha dicho de Descartes que es el fundador de la
filosofía moderna pues, a partir de él, la filosofía asumirá una actitud de
abierta crítica al pensamiento filosófico heredado de la Edad Media en donde
Dios era el fundamento por antonomasia. Descartes, en cambio, somete a
una dura crítica la tradición filosófica y pone en entredicho todos los
conocimientos previamente aprendidos, logrando estructurar un nuevo
saber filosófico y científico que ya no tiene como centro y fundamento a
Dios, sino al hombre y la razón humana.
Descartes, al hablarnos acerca del método que ha descubierto, hace un
claro énfasis afirmando que lo mejor de su método es que ha sido
construido partiendo exclusivamente de su razón y no de otra cosa: “Lo
más ventajoso de este método era, a mi juicio, la seguridad de que mi
razón intervenía como principalísimo elemento en la labor científica,
desechando prejuicios y rutinas, preocupaciones tradicionales y errores
arraigadísimos que obscurecen la inteligencia, interponiendo un velo entre
ella y la verdad” (Descartes:17).
La importancia de Descartes en la historia del pensamiento filosófico es
tal que, aún hoy, su vigencia no está en entredicho, pues su pensamiento
abre una nueva etapa en la indagación y reflexión filosófica que se opone al
oscurantismo de más de diez siglos, impuesto por el cristianismo y, más
concretamente, por la iglesia católica italiana. Así, al igual que aquellos
primeros filósofos de Mileto que se atrevieron a ir en contra de la tiranía del
pensamiento teológico de Homero y Hesiodo trayendo la primera
“Ilustración” de la humanidad, Descartes logra hacer triunfar nuevamente la
razón por encima del pensamiento supersticioso que todo se lo atribuye a
un ente supremo omnipotente y omnisapiente.
Cierto es que el poder político y económico de la iglesia católica italiana
en tiempo de Descartes estaba aún en su pleno apogeo, así como su
capacidad de reprimir, hasta con la muerte, a todo aquél que se atreviera a
hacer algún planteamiento diferente que se opusiera a los designios de
“dios”, (el filósofo Vanini había sido quemado por la llamada Inquisición
apenas en 1619, mientras que Galileo había sido condenado también por
ella misma en 1633), él mismo por esos tiempos decide no publicar su
“Tratado del Mundo”, seguramente previniendo una reacción parecida por
parte de la iglesia romana. Razón de más para considerar a Descartes no
sólo un pensador auténtico y revolucionario debido a lo fresco de su
planteamiento, sino incluso un pensador con la suficiente valentía como
para intentar comunicar su pensamiento a sabiendas del peligro de muerte
que corría, gracias al oscurantismo e intolerancia imperante.
Razones de actualidad son aquellas que permiten decir que el
pensamiento de Descartes está bien porque todavía da que pensar.
Descartes es actual, en primer lugar, por que nos encontramos hoy en una
situación de discordancia de opiniones similar a la de su tiempo. A el le llevo
a plantear el problema del fundamento y a afirmar el ajuste de todas las
cosas al nivel de la razón.-- La segunda razón de la actualidad es la
inversión aplicada sobre el modelo aristotélico de conocimiento. Ella hace
posible el nacimiento y legitimación de las nuevas ciencias.-- La tercera
razón es la inversión metafísica que aquí se considera centrada en la
libertad y el poder de la razón. Una y otro trazan el radio de acción del
hombre moderno y precisan sus riesgos

Descartes. Página de Teófilo Portillo

Descartes. Página de Teófilo Portillo

La búsqueda de la certeza. David Cronenberg, Una historia de violencia






Una historia de violencia. (2005)
A History of Violence.
Director: David Cronenberg

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ACTIVIDADES DE SEMANA BLANCA

A. Lectura de los capítulos 2 y 4 del Discurso del método.
B. Localizar y subrayar en el texto los términos y expresiones del vocabulario.

Vocabulario de Descartes
Razón, método, matemáticas, preceptos(reglas), evidencia, claridad y distinción, espíritu, duda, análisis("dividiese cada una de las dificultades"), "objetos más simples y más fácilmente cognoscibles", síntesis("conocimiento de los [objetos] más complejos"), enumeración("recuento... y revisiones"), "orden necesario", deducción, verdad, "razones ciertas y evidentes", "verdadero orden", certeza, pensar, pensamiento, yo, "Pienso, luego soy", cuerpo, sustancia, alma, "idea de un ser más perfecto", "ser infinito", idea, "naturaleza inteligente", "naturaleza corporal", Dios, entendimiento y certeza metafísica.

C. Esquema de uno de los dos capítulos.
D. Examen de selectividad:

Estimaba correcto que, suponiendo un triángulo, entonces era preciso que sus tres ángulos fuesen iguales a dos rectos; pero tal razonamiento no me aseguraba que existiese triángulo alguno en el mundo. Por el contrario, examinando de nuevo la idea que tenía de un Ser Perfecto, encontraba que la existencia estaba comprendida en la misma de igual forma que en la del triángulo está comprendida la de que sus tres ángulos sean iguales a dos rectos o en la de una esfera que todas sus partes equidisten del centro e incluso con mayor evidencia. Y, en consecuencia, es por lo menos tan cierto que Dios, el Ser Perfecto, es o existe como lo pueda ser cualquier demostración de la geometría”. (DESCARTES, Discurso del Método, IV).

1ª.- Explique el significado que tienen en este texto de R. Descartes el término “idea” y la expresión “Ser Perfecto”.
2ª.- Exponga la temática planteada en el texto y su justificación desde la posición filosófica del autor.
3ª.- Describa el contexto histórico-cultural y filosófico del texto
4ª.- Relacione el tema del texto con otra posición filosófica y exponga, razonadamente, su visión personal del tema, valorando su actualidad.
[En esta ocasión hay que relacionar el tema del texto con el empirismo inglés, y en particular con Hume]

El contexto histórico-cultural y filosófico se encuentra en la entrada Descartes: Contexto histórico-cultural y filosófico

Para la realización del examen se aconseja consultar los siguientes materiales:
- Libro de texto
- Esquemas y resúmenes
- Entradas del blog con las etiquetas Descartes, Empirismo inglés: David Hume

Las actividades se entregarán al profesor el 4 de marzo.